Un nuevo frente judicial se abre para el banquero Julio Martín Herrera Velutini, aunque esta vez no se trata de sobornos políticos, sino de una deuda que persigue su reputación. El despacho de abogados neoyorquino Walden Macht and Haran LLP ha aterrizado en los tribunales federales puertorriqueños para intentar cobrar una cuenta pendiente que asciende a casi medio millón de dólares, una deuda que el multimillonario venezolano Herrera Velutini simplemente ignoró.
La maniobra legal del bufete no es casual. Se produjo apenas un día después de que Herrera Velutini, junto a la exgobernadora Wanda Vázquez Garced y su consultor Mark T. Rossini, admitieran su participación en un esquema de donativos ilegales. Mientras el banquero cerraba un capítulo de su enredo judicial con el gobierno, otro, más mundano, pero igualmente revelador, se abría: el de sus promesas incumplidas. La firma legal obtuvo una sentencia a su favor en Nueva York el 13 de agosto de 2024 por la suma de $495,847.70, un proceso en el que Herrera Velutini brilló por su ausencia, sin molestarse siquiera en presentar una defensa.
Los orígenes de esta disputa se remontan a diciembre de 2021, mucho antes de que el escándalo se hiciera público. Fue el propio entorno del banquero el que contactó al prestigioso bufete para que asumiera la defensa de Rossini. El trato era claro: se establecería un acuerdo de defensa común y el opulento italovenezolano, presentado en todo momento como un «billonario», cubriría todos los gastos. Un paraguas financiero que, al parecer, Herrera Velutini cerró abruptamente cuando llegó la hora de pagar, dejando a la intemperie a quienes confiaron en su palabra y su chequera.
Confianza y traición: La palabra del banquero en las alturas de Londres
Para disipar cualquier duda sobre su compromiso, en febrero de 2022, seis meses antes de que el castillo de naipes se derrumbara con los arrestos, Julio Herrera Velutini convocó a los abogados del bufete a Londres. En el suntuoso escenario de su oficina y su residencia personal, el banquero no solo reafirmó el acuerdo, sino que lo selló con su palabra. Según la demanda, Herrera «expresa y personalmente confirmó» que continuaría sufragando íntegramente los costos legales de su consultor.
Con el aire de quien está acostumbrado a mover cifras astronómicas, el magnate se describió a sí mismo como un «cómodo consumidor de servicios legales», familiarizado con las tarifas que, para ese entonces, ya se acumulaban. Aprobó la estrategia legal y dio luz verde para seguir adelante, un gesto que hoy resuena con el eco de la traición. Y es que el equipo desplegado para la defensa de Rossini no era modesto: sus honorarios por hora oscilaban entre los $250 y $825, y contaba con exintegrantes de las fiscalías federales de Nueva York y de la sección de Fraude del Departamento de Justicia central.
Este mecenazgo, sin embargo, distaba de ser un acto de pura generosidad. Herrera Velutini fue el principal beneficiario del trabajo realizado. Mientras sus propios abogados guardaban silencio, fue el bufete de Rossini el que mantuvo una línea de comunicación abierta con el Departamento de Justicia federal, obteniendo información vital sobre el curso de la investigación. Más aún, los datos recabados durante el arresto y la gestión de la fianza de Rossini se convirtieron en una invaluable moneda de cambio, una que, según la demanda, «ayudó a Herrera a negociar su propia fianza» cuando le llegó su turno. En esencia, el banquero utilizaba la defensa de su peón para proteger al rey.
La estocada final: El patrón de un multimillonario moroso
La elaborada puesta en escena de confianza y respaldo financiero se desmoronó por completo en noviembre de 2022. Fue entonces cuando otro de los abogados de Julio Herrera Velutini comunicó al bufete la nueva realidad: el acuerdo había muerto. El banquero no honraría su palabra y solo estaba dispuesto a abonar una «fracción» de los honorarios que se habían acumulado tras meses de intenso trabajo legal.
La oferta, más un insulto que una negociación, fue la gota que colmó el vaso. Ante la flagrante ruptura del pacto, la firma Walden Macht and Haran LLP no tuvo más opción que renunciar a la defensa de Mark T. Rossini, dejándolo a la deriva legal. Para ese momento, el trabajo realizado en base a la promesa del magnate ya era considerable: las facturas previas al arresto en agosto de 2022 sumaban $178,000, una cifra que se disparó a más de $350,000 para septiembre de ese mismo año.
Lo que el bufete descubriría demasiado tarde es lo que ahora alega en su demanda: esta conducta no parece ser un hecho aislado. «Por información y creencia», acota la firma en su reclamación, «Herrera tiene un historial de romper sus promesas de pago a abogados y otros profesionales». Una revelación que pinta el retrato de un hombre cuya palabra parece tener menos valor que el papel en el que se firman sus cheques, un patrón de comportamiento que sugiere que dejar un reguero de facturas impagadas es, quizás, parte de su verdadero legado.
Julio Herrera Velutini: De «filántropo» digital a corrupto confeso
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